El desafío silencioso de la clase media

La economía mexicana se encuentra en un momento de alta tensión: una combinación de factores internos (restricciones fiscales, alta inflación, debilidad del consumo) y externos (desaceleración de la economía global, presiones arancelarias, más cercanía política y comercial con Estados Unidos) hacen que el panorama hacia finales de 2025 sea complejo y de “crecimiento contenido”.

Para un profesional de clase media —o para quienes aspiran a permanecer allí o avanzar hacia la clase alta— este entorno representa riesgos pero también oportunidades si se adoptan estrategias inteligentes. En este artículo reflexionaré sobre la situación económica reciente, ilustraré escenarios plausibles para el cierre de 2025 y ofreceré recomendaciones prácticas para que los lectores puedan mitigar impactos negativos y aprovechar posibles ventanas favorables.

Los pronósticos más recientes para el PIB de México en 2025 muestran una severa moderación. La Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del sector privado (Banco de México) ajustó su estimado al 0.18 %. Banxico, por su parte, recortó en distintos momentos su pronóstico hasta niveles de 0.1 %.

A pesar de ello, también hay señales moderadamente positivas: la estimación oportuna del PIB reportó un crecimiento trimestral de 0.2 % en el primer trimestre de 2025 frente al trimestre previo, lo que permitió evitar una recesión técnica. Además, el Fondo Monetario Internacional en su más reciente revisión elevó la previsión para México a un crecimiento de 0.2 % para 2025.

Sin embargo, estas cifras apenas bastan para mantener la economía en equilibrio: no implican un impulso fuerte que revierta la pérdida de dinamismo acumulada.

La moderación del crecimiento convive con la persistencia de presiones inflacionarias. Analistas del sector privado esperan que la inflación cierre 2025 en torno al 3.83 %. Banxico, en reportes trimestrales, ha mostrado cautela sobre una convergencia rápida al objetivo de inflación del 3 %.

Las tasas de interés reales siguen siendo elevadas, en parte como freno para contener la inflación, lo que encarece el crédito y frena la inversión privada. En ese contexto, cualquier ajuste en tasas deberá calibrarse con suma prudencia, para no ahogar el débil crecimiento.

En un entorno de actividad económica moderada, la generación de empleos será limitada. Banxico consensuó que la creación de plazas formales en 2025 podría ubicarse entre 110,000 y 290,000 empleos, pero este rango es modesto en comparación con años más dinámicos.

Asimismo, el peso de la informalidad sigue latente: muchos trabajadores de la clase media expandida pueden verse obligados a buscar esquemas laborales mixtos, con ingresos inciertos. El acceso a prestaciones sociales, créditos y servicios se torna más difícil cuando no se cuenta con empleo formal.

Con una inflación persistente y lenta recuperación del ingreso, el consumo privado estará bajo presión. Los profesionistas de clase media, en particular, sentirán el efecto del encarecimiento de bienes esenciales (alimentos, energía, vivienda) y una contracción del margen para gastos discrecionales.

El acceso al crédito —ya de por sí reducido por tasas elevadas y mayor riesgo de morosidad— será más selectivo. Préstamos personales, créditos de nómina o de consumo podrían volverse menos accesibles o más costosos para muchos. Esto limita la capacidad de aprovechar oportunidades de inversión personal (educación, emprendimientos, vivienda) en el corto plazo.

No hay que perder de vista los riesgos externos: una desaceleración más pronunciada en la economía estadounidense, ciclos de endurecimiento monetario global, tensiones comerciales con potencias emergentes, o incluso cambios abruptos en el entorno del comercio internacional pueden asestar golpes impredecibles.

En el plano interno subsisten desafíos estructurales: baja inversión en innovación, deficiencias en infraestructura, rezagos regionales, rezago educativo y alta desigualdad. Estos factores limitan la posibilidad de que una recuperación más firme surja de manera espontánea en ausencia de políticas estratégicas.

Sobre la base de los datos y riesgos mencionados, me parece razonable plantear tres escenarios para lo que nos podría esperar hacia el cuarto trimestre de 2025:

En el escenario base, México transitaría por un año de crecimiento casi plano. En el pesimista, la economía sufriría una ligera contracción, lo cual tensionaría aún más los indicadores sociales. En el favorable, una combinación de fortaleza externa, estímulos bien direccionados y ajustes internos podría dar un impulso modesto.

La realidad estará probablemente más cerca del escenario base, con eventuales toques de optimismo si algunas variables externas (demanda de EE. UU., cadenas globales) mejoran.

Ante este panorama, sugiero algunas estrategias o medidas que pueden ayudar a proteger el bienestar personal y profesional:

  1. Diversificar fuentes de ingreso

No depender únicamente de un salario formal. Buscar proyectos paralelos, consultorías, actividades digitales o emprendimientos conectados a sus competencias puede amortiguar la caída de ingresos.

  1. Control estricto del presupuesto
    Frente a una inflación persistente, es prioritario monitorear los gastos discrecionales (suscripciones, ocio, viajes) y priorizar el ahorro en rubros esenciales.
  2. Mantener colchón de liquidez

Es recomendable disponer de al menos 3 a 6 meses de gastos como fondo de emergencia, preferentemente en instrumentos de bajo riesgo que resistan volatilidad.

  1. Aprovechar programas de apoyo y fiscalidad eficiente

Estar al tanto de estímulos fiscales, apoyos estatales, créditos subsidiados o programas de capacitación del gobierno puede brindar ventajas comparativas. Usar deducciones fiscales de forma legítima puede liberar recursos.

  1. Capacitación continua y competencias digitales

En tiempos de restricción económica, quienes estén mejor preparados tendrán mayor resiliencia: certificaciones, habilidades tecnológicas o idiomas pueden abrir puertas laborales adicionales o permitir migrar hacia sectores menos tradicionales.

  1. Endeudamiento con mucha precaución

No asumir nuevos créditos de largo plazo salvo que la tasa, condiciones y solvencia sean muy claras. Si ya existen deudas, priorizar la amortización de las más costosas (intereses altos).

  1. Red de contactos y alianzas estratégicas

En escenarios inciertos, las colaboraciones profesionales, el networking y las alianzas estratégicas pueden ser fuentes de oportunidades inesperadas o de diversificación de ingresos.

  1. Emprendimientos en sectores anticíclicos

Identificar nichos con demanda constante (servicios digitales, educación en línea, atención a la salud, mantenimiento) para lanzar iniciativas más resistentes al ciclo económico.

Nos encontramos en el umbral de un año con poco margen de maniobra económica. Las predicciones apuntan a un crecimiento muy modesto, incluso casi estático, lo cual coloca un desafío especial para los profesionistas de clase media en México. No es escenario de crisis profunda, pero sí de desgaste continuo del poder adquisitivo, limitaciones al crédito y reducción de márgenes de maniobra financiera.

Sin embargo, este también es un momento propicio para adoptar disciplina, innovación y previsión. Quienes tomen medidas activas de diversificación, formación y control pueden no solo mitigar las peores consecuencias, sino posicionarse para cuando la economía recupere impulso.

En el cierre de 2025 no espero un repunte explosivo, pero sí vislumbro posibles zonas de recuperación si el contexto externo mejora y se actúa con prudencia. Para los profesionistas de clase media, la clave estará en la adaptabilidad, el control del riesgo y la anticipación más que en la espera pasiva.

 

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