Una cartera de inversión es una combinación de activos financieros que un inversionista posee con el objetivo de alcanzar sus metas financieras. Estos activos pueden incluir acciones, bonos, bienes raíces, fondos mutuos, fondos cotizados en bolsa (ETF), divisas y, en algunos casos, hasta criptomonedas. La idea principal detrás de una cartera de inversión es diversificar el dinero en distintos activos para reducir el riesgo y maximizar los rendimientos.
Componentes y tipos de carteras de inversión
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Diversificación de activos: Una cartera puede incluir diferentes tipos de activos para balancear el riesgo. Por ejemplo, si las acciones tienen una alta volatilidad, los bonos suelen ofrecer estabilidad.
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Tipos de carteras:
- Carteras conservadoras: Se enfocan en preservar el capital y ofrecen menor riesgo. Tienen una gran proporción de bonos y activos de bajo riesgo.
- Carteras moderadas: Combinan activos de riesgo medio, como una mezcla balanceada de acciones y bonos.
- Carteras agresivas: Buscan altos rendimientos y asumen más riesgo, con una alta proporción de acciones o inversiones alternativas.
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Horizonte de inversión: El tiempo que el inversionista planea mantener su cartera influye en los activos que incluye. Por ejemplo, alguien con un horizonte a largo plazo puede asumir más riesgo, invirtiendo más en acciones que tienden a crecer con el tiempo.
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Objetivo de inversión: Los inversionistas pueden tener objetivos específicos, como ahorrar para la jubilación, para un proyecto grande o para obtener ingresos pasivos. Cada objetivo puede requerir una estrategia distinta.